Realismo

Realismo es la denominación de un estilo o movimiento pictórico que se dio en Francia a mediados del siglo XIX, cuyo principal representante es Gustave Courbet. El propio pintor fue quien acuñó el término al dar nombre al pabellón que hizo construir para una provocativa exposición de 1855, alternativa al Salón de París, bajo el título "Realismo". Allí expuso su obra "El taller del pintor", considerada el manifiesto del estilo, que provocó un sonoro escándalo en los medios artísticos por su anti-academicismo y su crudeza, que se calificaba de obscenidad. 

"El taller del pintor"

Posteriormente se identificó con el movimiento especialmente a Honoré Daumier, Jean-François Millet y Jules Breton, y a otros pintores (Jean-Louis-Ernest Meissonier, Henri Fantin-Latour, Thomas Couture, Jean-Léon Gerome, etc.) 


El realismo pictórico francés está íntimamente conectado con la denominada Escuela de Barbizon, de temática paisajista, a la que pertenecía Millet, y que contaba con pintores como Théodore Rousseau, Jean-Baptiste Camille Corot y Charles-François Daubigny.

España
En España se suelen denominar como realistas a los pintores de mediados del siglo XIX como  incluidos los géneros de mayor éxito del momento: la pintura preciosista, el retrato, el paisajismo y la pintura de historia. Incluso recibe esta denominación la producción de temática social (pintura social) de pintores de finales del siglo XIX y comienzos del XX como Sorolla, Ramón Casas y José María López Mezquita. 

Destacan  Federico de Madrazo, Mariano Fortuny, Eduardo Rosales, Carlos de Haes, Antonio Gisbert, Casado del Alisal, José Moreno Carbonero, Martí Alsina, Vicente Palmaroli y Claudio Lorenzale.

Italia
Se ha identificado con el realismo francés el movimiento pictórico italiano contemporáneo denominado macchiaioli, que también es un precedente del impresionismo.


La estética realista

Los pintores realistas franceses de mediados del siglo XIX compartieron una estética basada en la representación directa de la realidad. La manera cómo se materializaba este principio básico varió desde la crudeza objetiva de Courbet hasta la simplificación gráfica de Daumier, pasando por el filtro idealista de Millet. En cualquier caso, todos compartían la radicalidad de los temas: ante la trascendencia que concedían al tema romanticismo y academicismo, los realistas entendían que no hay temas banales y que, en consecuencia, cualquier cuestión puede ser objeto de interés pictórico.

Este planteamiento tiene una enorme importancia en un momento en el que la pintura está sometida a las reglas de la crítica oficial: los temas, las actitudes, las composiciones y hasta las medidas de los cuadros tienen que ajustarse a estos rígidos criterios. Ante esta situación, los pintores realistas defienden una pintura sin argumento, una captación simple de la realidad, en la cual lo fundamental es la forma en que se representa la imagen, y no su desarrollo narrativo.

El realismo es un término confuso y de muy difícil definición en lo que respecta a las artes plásticas; en general, sólo alude a una cierta actitud del artista frente a la realidad, en la que la plasmación de ésta no tiene que ser necesariamente copia o imitación, aunque sí ajustarse a una cierta verosimilitud. Los realistas intentaban plasmar objetivamente la realidad; representar el mundo del momento de una manera verídica, objetiva e imparcial. No podían idealizar. La única fuente de inspiración en su arte debía ser la realidad; y no podían admitir ningún tipo de belleza preconcebida. La única belleza válida debía ser la que suministraba la realidad, y ellos, como artistas, debían reproducir esa realidad sin embellecerla. Cada ser u objeto tiene su belleza peculiar, que es la que debían descubrir.

La característica principal de su estética es la reflexión sobre la realidad, sin idealizar ni la sociedad, ni la naturaleza, ni el pasado, como lo había hecho el romanticismo. Dejaron a un lado los temas sublimes y se centraron en la vida cotidiana. El romanticismo y su idealización de la historia, de la sociedad y sobre todo de la naturaleza, cuyo tratamiento era un motivo de evasión, dio paso al interés por la realidad en sí misma.

Pintores tratados de forma individual:

  

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