Los romanos tendían más que los griegos a decorar sus paredes con
pinturas murales, y aunque siguen la tradición griega, muestran en sus pinturas
un gran colorido y movimiento. Las pinturas, con figuras individuales, grupos o
paneles enteros, se reproducían, se adaptaban, estropeaban o embellecían según
el talento de los artistas y las exigencias del cliente.
Los procedimientos usados en esta pintura debieron ser el
encausto, el temple y el fresco. Aunque se sabe que los romanos desarrollaron
la pintura sobre tabla, los restos pictóricos conocidos más importantes son de
tipo mural, frescos protegidos con una capa de cera que avivaba los colores.
Se
cultivaron con carácter decorativo mural el paisaje, la caricatura, el
retrato, los cuadros de costumbres, las imitaciones arquitectónicas y las
combinaciones fantásticas de objetos naturales.
Destacó también el arte pictórico de la civilización romana
en el procedimiento del mosaico. No obstante, y en general, el mosaico es usado
sobre todo para suelos, siendo en época bizantina cuando sustituya a los
frescos en los muros. También en época romana se encuentra el mosaico extendido
a cuadros pensiles según lo revelan algunos ejemplares que se guardan en los
museos y abrazando en uno y otro caso, asuntos y composiciones históricas. Se
usaba para decorar interiores.
La mayor parte
de las pinturas murales conocidas corresponde a casas particulares y edificios
públicos de Pompeya y Herculano, dos ciudades italianas que estaban de moda y
que fueron arrasadas por el volcán Vesubio en el año 79 d. C., aunque también
se han encontrado algunas pinturas en Roma y en otros lugares. El Museo de
Nápoles, centro principal de estudio para el arte romano, conserva más de mil
fragmentos de pintura al fresco, arrancados de los muros de Herculano y Pompeya.
Se distingue el arte pompeyano por la delicadeza, gracia y fantasía del
dibujo, sobre todo, en vegetales estilizados, por la viveza del colorido por el
realismo y la voluptuosidad en las figuras y por cierto contraste de colores y
luces tal que aproxima el estilo al de la escuela impresionista moderna. Todo
ello, aunque no sale del género decorativo, refleja el espíritu de una sociedad
bulliciosa, elegante, frívola y voluptuosa.
Floreció en España el cultivo del mosaico durante la
dominación de Roma al estilo de la metrópoli y de ello son testimonio
fehaciente los magníficos ejemplares que se guardan en el Museo Nacional y en
los de Tarragona, Barcelona, Gerona, Pamplona, Lugo, Córdoba y Sevilla cuyas
composiciones son de asuntos mitológicos y motivos geométricos.
Excelente, bellisimo....para realizar con los niños..
ResponderEliminarGENIAL ME FUE DE GRAN APRENDIZAJE LA VISITA AL BLOG .BUENISIMO PARA TRABAJAR CON LOS NIÑOS
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