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viernes, 18 de julio de 2014

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Vida y obras. Barroco.















Diego Rodríguez de Silva y Velázquez  conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco, considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de la pintura universal.



Casa natal de Velázquez en Sevilla.
Nació en Sevilla el 5 de junio de 1599 y murió en Madrid el 6 de agosto de 1660.
Pasó sus primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación tenebrista. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones reales. Su presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. 

En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda. En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado, alcanzando un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas. La parte fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid.


Sus primeros años en Sevilla

Esta primera etapa se caracteriza por el predominio de la técnica tenebrista, destacando en primer plano figuras fuertemente iluminadas sobre un fondo oscuro. Utilizaba un color espeso que recubría totalmente el lienzo.

Su gran calidad como pintor se manifestó ya en sus primeras obras realizadas con sólo 18 o 19 años.  Bodegones con figuras como "El almuerzo" del Museo del Hermitage de San Petersburgo, o la "Vieja friendo huevos" de la National Gallery of Scotland de Edimburgo así lo demuestran.

El almuerzo

La Vieja friendo huevos
El aguador de Sevilla
 La clientela sevillana, mayoritariamente eclesiástica, demandaba temas religiosos, cuadros de devoción y retratos, por lo que también la producción del pintor en este tiempo se volcó en los encargos religiosos.

La adoración de los Reyes Magos
Adoración de los Magos, 1619. 
Se estima que sus modelos fueron su familia: 
así el Niño Jesús sería su hija Francisca, 
la Virgen su esposa Juana, 
Melchor su suegro Pacheco y 
Gaspar sería el mismo Velázquez.


Cristo en casa de Marta y María
Cena en Emaús
Su asentamiento en Madrid

En su primera visita a Madrid en 1622 pintó el retrato de Góngora, captando sin ninguna concesión su amargura.

Luis de Góngora y Argote

Muy pronto Velázquez fue requerido por el rey para hacer su retrato apreciando éste sus dotes artísticas desde el principio. Velázquez se traslada a Madrid siendo nombrado pintor del rey y posteriormente pintor de cámara.

Su trabajo principal consistía en realizar los retratos de la familia real, por lo que éstos representan una parte significativa de su producción. Otro trabajo era pintar cuadros para decorar los palacios reales, lo que le dio una mayor libertad en la elección de temas y en cómo representarlos, libertad de la que no gozaban los pintores comunes, atados a los encargos y a la demanda del mercado. 

El príncipe Baltasar Carlos, a caballo

"Los borrachos", es una obra de este período.

Los Borrachos. El triunfo de Baco.

En este cuadro la antigüedad clásica se representa de forma vigorosa y cotidiana como una reunión de campesinos de su tiempo reunidos alegremente para beber, donde todavía persisten algunos modos sevillanos. 

Velázquez tenía la tendencia de repintar rectificando lo hecho, lo que dificulta la datación precisa de sus obras. Esto constituye lo que se denominan «arrepentimientos», achacables a la ausencia de estudios previos y a un modo lento de trabajar, dado el carácter flemático del pintor, según lo definió el propio rey. 


Primer viaje a Italia

La fragua de Vulcano y la túnica de José son obras esenciales para entender su evolución en su primer viaje a Italia. La atmósfera ha superado las limitaciones del tenebrismo y los cuerpos se modelan en un espacio real y no emergen en una sombra envolvente. 

La fragua de Vulcano


La túnica de José

En Italia Velázquez perfeccionó su técnica y adquirió nuevos conocimientos  y una vez concluidos volvió a Madrid.


Madurez en Madrid

Desde principios de 1631, de nuevo en Madrid, volvió a su principal tarea de pintor de retratos reales en un periodo de amplia producción.
Fue en esta época cuando pintó sus famosos cuadros de retratos ecuestres para el Palacio del Buen Retiro.

Reina Isabel de Borbón a caballo
Para el mismo Palacio realizó un grupo de retratos de bufones y "hombres de placer" de la corte. 

El bufon Don Sebastián de Morra

El bufón Juan Calabazas, llamado Calabacillas

El bufón Calabacillas (1637-39). Uno de los retratos más angustiosos de Velázquez. Se representa al bufón de forma realista con sus manos de epiléptico, el estrabismo evidente en su mirada y su sonrisa provocada por un gesto deforme y asimétrico.

De esta época también son algunos cuadros  religiosos como
el Cristo crucificado pintado para el Convento de San Plácido. 

Cristo crucificado
La década de 1630 fue para Velázquez la de mayor actividad con los pinceles; casi un tercio de su catálogo pertenece a este periodo. 
Después hizo un segundo viaje a Italia y su última década, otra vez en Madrid, constituye su cumbre pictórica.

La paleta de colores que empleaba Velázquez era muy reducida, utilizando en toda su vida los mismos pigmentos. Lo que varió con el tiempo es la forma de mezclarlos y aplicarlos.

Las Meninas son un claro ejemplo de su último estilo. 

Las Meninas


Las Meninas, (1656). 318x276cm. Este complejo lienzo es la cima de su pintura. La maestría de su luz hace sentir como verdadero el aire de la habitación.
Velázquez se encontraba, después de su segundo viaje a Italia, en plena madurez vital y artística.  En el centro aparece la infanta Margarita, asistida por dos damas de honor o meninas. En la derecha están dos personajes de la corte que padecían enanismo, María Bárbara Asquín y Nicolás Pertusato, este último dando un puntapié a un perro tumbado en primer plano. Detrás, en penumbra, aparecen una dama de compañía y un guardia de corps, al fondo, en la puerta, José Nieto, aposentador de la reina. A la izquierda pintando un gran lienzo que vemos por detrás se encuentra el pintor Diego Velázquez. En el espejo reflejados se adivinan los reyes Felipe IV y su esposa Mariana. Este cuadro fue pintado para ser colocado en el despacho de verano del rey.


Las hilanderas


Las hilanderas (1658). 

Está ejecutado de forma muy rápida sobre un fondo anaranjado empleando mezclas muy fluidas. Las figuras en primer término están difuminadas, definidas con toques rápidos que provocan esa borrosidad y más al fondo este efecto aumenta siendo las pinceladas más breves y transparentes. A la izquierda representa una rueca cuyos radios se adivinan en una borrosa impresión de movimiento. Velázquez resaltó este efecto disponiendo en el interior de la circunferencia unos toques de luz que sugieren los fugaces reflejos de los radios en movimiento.

Introdujo en la composición muchos cambios, uno de los más significativos es la mujer de la izquierda que aparta la cortina, que al principio no figuraba en el cuadro.



Otras obras de Velázquez

Las lanzas





La Venus del espejo


Autorretrato





Francisco de Quevedo


El Conde Duque de Olivares


Doña María de Austria. Reina de Hungría


El bufón Don Diego de Acedo, el primo

El niño de Vallecas Francisco Lezcano


Enano con perro


Felipe III a caballo


Felipe IV


Infanta Margarita

Infanta María Teresa


La costurera


La dama del abanico


Tres músicos


Cristo después de la flagelación contemplado por almas cristianas


El príncipe Baltasar Carlos con un enano





Inocencio X





Infanta Margarita


Juan de Pareja







Felipe IV de caza


El príncipe Don Baltasar Carlos



Peasants at Table


Esopo



Felipe IV con armadura


Felipe IV


Juan de Calabazas o Calabacillas